CRISIS Y ACTIVIDAD EMPRESARIAL

            La crisis económica por la que actualmente está atravesando España ha ocasionado graves daños en nuestro país. Además del fuerte crecimiento del desempleo, del aumento de la deuda del Estado, del grave impacto en el sector de la construcción y de habernos colocado en la cola de la educación, la competitividad, la producción y la innovación, entre otros, esta crisis también ha ocasionado graves problemas a la actividad empresarial.

            Entre los más importantes podemos enumerar los siguientes:

• ·     Dificultad de acceso a la financiación bancaria: la falta de liquidez de los bancos no sólo ha afectado a la financiación de las familias, también las empresas se han visto afectadas por ello. Esto implica limitaciones a la hora de invertir en activos fijos o proyectos y problemas de solvencia para el día a día de las empresas, que se ven saturadas por los plazos de cobro y pago.

• ·     Incremento de los costes: debido a que España es uno de los países que dependen energéticamente en mayor medida del resto del mundo, el incremento de los costes de la energía agrava la situación de las empresas. También lo hacen el incremento de los costes financieros, a causa también de la falta de liquidez de los bancos, y el aumento de los costes salariales, debido a un sistema laboral rígido y un sistema retributivo con una gran componente fija, ligada más a indicadores de precio que a la productividad.

• ·     Incremento de la morosidad: la morosidad tiene un efecto de arrastre. Debido al impago que se produce por la falta de liquidez, las empresas tienen que soportar nuevos costes que agravan sus problemas de solvencia, provocando que ellas mismas incurran en faltas de pago.

• ·    Reducción de la demanda: la reducción de la demanda tiene su base, para algunas empresas, en el parón del sector de construcción, del que vivían o al que proveían, y para otros en una reducción del consumo industrial y doméstico fruto de la incertidumbre y del aumento del desempleo. La demanda ha sufrido además una ralentización en todo el mundo, con lo que la actividad exterior también se ve perjudicada.

• ·     Incertidumbre: aunque no vemos cercana la solución a esta crisis, tampoco se sabe con exactitud el tiempo que durará y las repercusiones a largo plazo que provocará sobre cada sector. Por tanto, resulta muy arriesgado tomar decisiones de gran importancia e invertir en proyectos a largo plazo que podrían resultar beneficiosos.

• ·     Reducción de precios: en ciertos sectores se genera una tendencia a reducir los precios, ya que empresas con fuertes costes fijos tienden a vender con menos rentabilidad o incluso a pérdida con tal de financiar una parte de esos costes.

      

      Creo que la situación actual de muchas empresas tiene un importante efecto de arrastre. Este es el caso, por ejemplo, de empresas con altos costes fijos. Estos costes podrían derivarse de contratos indefinidos, por lo que las empresas tenderían a contratar a trabajadores por cortos periodos o, simplemente, a emplear a trabajadores sin contrato, para que, a largo plazo, si la productividad se ve en descenso, no enfrentarse a despidos costosos o al impago de salarios elevados. Y esto produce un desequilibrio aun mayor en el mercado de trabajo y en el desempleo.

      La financiación también es un tema importante. Sin financiación, no hay inversión y sin inversión, no hay innovación. Pero la falta de financiación no sólo dificulta a las empresas adentrarse en nuevos mercados y mejorar sus productos, también lleva a muchas de ellas a la quiebra por la imposibilidad de atender a los pagos con normalidad.

      Finalmente, cabe destacar la importancia del concurso de acreedores como tabla de salvación para las empresas con imposibilidad de financiación. Muchas empresas han superado su problema gracias al mismo, dado que si la empresa es viable y se puede acordar un calendario de pagos distinto o quitas en las deudas, es posible que la empresa supere el concurso sin mayores problemas.